La oración para una vida fructífera está basada en Salmos 1:1-3; donde Dios nos invita a meditar en su palabra; evitar los consejos de los malos y ser dichosos en El.
La oración para una vida fructífera está basada en Salmos 1:1-3; donde Dios nos invita a meditar en su palabra; evitar los consejos de los malos y ser dichosos en El.
La oración para una vida fructífera será en 3 partes
1.No seguir el consejo de los malos
Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones. Salmos 1:1
Todos necesitamos consejos; pero tenemos que estar seguro de que cada uno de ellos estén basados en los principios de la obediencia a Dios; caso contrario, nuestra vida presente y eterna estará dirigida hacia la destrucción.
Señor, te pedimos que nos guíes y protegenos de las tentaciones de los malos consejos y de la compañía de los pecadores y de los burlones, que alegría es para ti ver a aquellos que no siguen el camino de la destrucción, sino que se mantienen firmes en tus principios de justicia y obediencia, ayudanos a seguir tus caminos y a vivir una vida santa, libre de pecado y guiada por tu amor inagotable; amen.
2.Meditar en La Palabra de Dios diariamente
sino que se deleitan en la ley del SEÑOR meditando en ella día y noche. Salmos 1:2
La lectura de La Palabra de Dios no puede ser un ejercicio superficial; sino una practica que incida nuestras decisiones, que nos redarguya cuando estemos equivocados, pero también fortalezca cuando estamos débiles.
Señor, te pedimos que nos hagas amantes de Tu Palabra, para que diariamente la meditemos con amor y devoción, para que sea nuestra guía constante y nuestra fuente de vida. Que Tu Palabra nos redargüe cuando cometamos errores, pero también que nos fortalezca cuando estamos débiles, y que nuestro corazón se vuelva más santo y nuestro espíritu más vivo, para que Tu voluntad sea realizada en nosotros y por medio de nosotros; amen.
3.Disfrutar las bendiciones de Dios sin olvidarnos de El
Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen. Salmos 1:3
Dios utiliza la metáfora del árbol para decirnos que en El encontramos un rio de agua viva que nuestra alma necesita; y así como el Árbol esta diseñado para dar frutos, también tiene una dependencia del agua, así nosotros necesitamos de Dios para desarrollarnos a plenitud y llevar una vida fructífera.
Señor, quiero ser ese árbol plantado a la orilla de tu río de vida. Tu agua viva es mi fuente, mi alimento y mi sustento. Sin ti, no puedo prosperar, no puedo dar frutos en tu tiempo. Pero con ti, mi espíritu se renueva y crece, como las hojas del árbol que nunca se marchitan. Ayúdame a vivir una vida fructífera, Señor, y que mi dependencia de ti me permita encuentrar la riqueza de tu bondad y vida eterna amen.